En los últimos días, en nuestra
querida A Coruña, están pasando ciertos actos de “racismo
institucional”, por llamarle de algún modo. Algunas voces se han
levantado ante esta preocupante situación. Siempre son los
colectivos menos arraigados los primeros en sufrir la ira (estupidez
diría yo) de los fundamentalistas.
Pero parece que ante la vorágine
“preocupante” de la crisis económica, todo lo demás es
accesorio. Gran error diría yo.
Vamos paso a paso. Los que nos apoyamos
en la Constitución como marco legislativo, aún sin ser de nuestro
agrado, vemos como es avasallada por quienes deberían ser más
escrupulosos con ella. Obviando el preámbulo, mera declaración de
intenciones, nos encontramos cómo estos comportamientos racistas
infringuen artículos como el 9.2: “Corresponde a los poderes
públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad
del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y
efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su
plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la
vida política, económica, cultural y social.” o el artículo 10:
“1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son
inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la
Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político
y de la paz social. 2. Las normas relativas a los derechos
fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se
interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por España.”
De conformidad con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos...
¿Los repasamos? Artículo 1: “Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.”; artículo 2: “Toda
persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la
condición política, jurídica o internacional del país o
territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se
trata de un país independiente, como de un territorio bajo
administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra
limitación de soberanía.”; artículo 3 : “Todo individuo tiene
derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”;
artículo 4: “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre,
la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus
formas.”; artículo 5: “Nadie estará sometido a esclavitud ni a
servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas
en todas sus formas.”; artículo 6: “Todo ser humano tiene
derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad
jurídica.”; artículo 7: “Todos son iguales ante la ley y
tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos
tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que
infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación.”; artículo 8: “Toda persona tiene derecho a un
recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la constitución o por la ley.”; artículo 9: “Nadie podrá
ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.”...; y así
siguiendo los 30 artículo de esta declaración, tan manoseada por
unos que rápidamente se olvidan de su contenido, justo en el momento
que alcanza sus objetivos.
Sí, bien, estoy de acuerdo. El
incumplimiento de estas normas no sólo es debido a la violencia
racial, también a la violencia religiosa, la violencia económica,
la violencia machista... es precisamente por eso que no podemos
centrarnos en un sólo punto, cosa que ahora pasa. Parece que sólo
es “preocupante” la violencia económica, bien es cierto que es
la que más tememos porque es la que está removienda el mito de esta
época: el dinero. Y todos sabemos el poder psicológico que tiene en
las sociedades los mitos. Por lo que mudar un mito es una gran
crisis, en este caso necesaria.
También puede ser que, debido a la
influencia de la mentalidad machista, sea cierto el tópico de que
sólo podamos hacer una cosa a la vez... tendremos que aprender a
hacer varias cosas en simultáneo.
Como última mención esta el
comportamiento de los medios tradicionales de comunicación. Todos
sabemos que las líneas editoriales suelen tener un marcado cariz
político, todos casados con el poder. Desde aquí animo a sus
trabajadores, a esos currantes de la noticia, a que maticen, aliñen,
alteren desde su peldaño esas miradas rancias que nos” muestran
como objetividad”, ¡ay, editores anclados en el siglo XIX! ¡Dejar
que se muestren libres nuestras subjetividades!! Ellas son reales y
no esa manida “objetividad” cosificante de manipuladores.
Volviendo y rematando el tema, o somos
capaces de dar importancia y denunciar por igual cualquier acto de
violencia sea racial, machista, religiosa, psicológica o económica
o estaremos tapando un agujero y dejando abrir otro, cuando no
abriéndolo.
Y si has llegado hasta aquí, te invito a que firmes contra esta violencia racial en A Coruña:
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