Que palabra más sonora y contundente.
Es sorprendente cómo este adjetivo puede aportar tanta carga emotiva
teniendo un significado tan sencillo, va a resultar que lo sencillo
puede tener mucho más volumen de lo que aparenta.
Pues de compartamientos que pueden
definir a una persona con semejante adjetivo me apetece escribir un
poco.
La RAE lo define com la falta de razón
el alelismo (en la primera acepción del diccionario lo define como
alelado, escaso de razón y la segunda como flaco, débil). Es decir,
creo que un imbécil se guia por sus prejuicios, por los criterios de
otros, no estudia, no revisa y, por supuesto, no hace nada de
autocrítica. Vaya algo a lo que ninguna persona hemos sido ajenos en
algún que otro momento de nuestra vida.
Otra característica que veo es que
estos comportamiento suelen tener mucho más eco de lo normal, así
veo en los difamadores, manipuladores, artistas de la mentira y el
engaño, grandes dosis de imbecilidad que para ocultarla, pues creo
que ellos mismos tienen registro de semejante comportamiento, adornan
sus locuciones, escritos, dimes y diretes con pomposas palabras o
espectaculares puestas en escena que en muchas ocasiones son portadas
de periódicos y reportajes.
Pero creo que es importante distinguir
el hecho de que no se es o no imbécil, sino que de un comportamiento
concreto se trata, claro que hay personas que mo hacen más que
repetir y repetir ese comportamiento.
En definitiva, la imbecilidad es un
acto de intolerancia y degradación realizado por personas que temen
perder algo. Esa es mi conclusión ante la pequeñez de comportamiento de algunos
opinadores, mejor dicho censores, que su único argumento para
sostener sus posturas es “yo la tengo más grande” o “y tú
más” justo antes de sembrar sospechas y dudas “de portera
envidiosa” y que se esconden tras la masa o el anonimato de internet.
PD. Al no definir una imágen de la
imbecilidad y por similitud emotiva de mi mirada, edulcoro el post
con un “gusano”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario